Cocinar cada día con esmero, dedicación y amor es la esencia para gozar de salud en el sentido más amplio de la palabra. Rodearnos de un ambiente limpio, lo más puro posible y ordenado logrará entusiasmarnos con esta tarea vital. Además la organización rentabilizará el tiempo que sabiamente invirtamos en preparar los alimentos. Si cada producto tiene su lugar evitaremos que queden “olvidados” dentro de la nevera o la despensa, se echen a perder o simplemente no contemos con ellos cuando elaboremos el menú. Otra razón que justifica el orden en la cocina es la conservación de los alimentos, si están adecuadamente guardados se conservarán durante más tiempo en óptimas condiciones.
Admito que no nací con el gen de la organización, es más que mi despensa ha parecido durante mucho tiempo un campo de batalla, con alimentos apilados sin ton ni son y pro supuesto que lo de no guardar si mañana lo voy a utilizar no funciona. Afortunadamente con el tiempo me he dado cuenta que es algo básico y tan importante como los ingredientes con los que cocinas. Y más vale dedicar una tarde a organizar que perder todos los días 10 minutos sólo buscando los ingredientes.
Antes de empezar: Vacía y limpia tanto la despensa como la nevera, aprovecha para revisar caducidades y retirar los productos caducados o en malas condiciones. Y piensa que nunca más tirarás comida si tu cocina está bien organizada.
DESPENSA.
Quizá el lugar que si te descuidas puede llegar a ser un verdadero caos porque guardamos la inmensa mayoría de los alimentos. Cuando en una etiqueta pone conservar en lugar fresco y seco hace referencia a la despensa y debería también especificar ordenado 😉
- Cereales, frutos secos, semillas y legumbres: mételos en frascos de vidrio y etiquétalos. Estos productos son de uso prácticamente diario y duran muy poco en la despensa por lo que no es necesario especificar la fecha de compra (granel) o caducidad (envasado).
- Distingue alimentos: juega con el color de las etiquetas si quieres diferenciar unos alimentos de otros, por ejemplo, los que no tienen gluten, aunque los guardes en un estante aparte del resto, es interesante que tengan una etiqueta diferenciada para reconocerlos fácilmente.
- Celíacos: si no dispones de una despensa aparte, coloca los alimentos sin gluten en las estanterías de arriba para evitar contaminación cruzada.
- Disposición: almacena los alimentos que uses habitualmente a la altura de los ojos, para tenerlos a mano.
- Caducidad: sobre todo si compras en grandes cantidades ten en cuenta la vida útil del alimento a la hora de almacenar, más al fondo los que caduquen más tarde.
NEVERA.
Debe de estar ordenada, limpia y sin hielo. Aunque marquemos en el termostato unos determinados grados, de 3 a 5 es lo recomendable, en realidad dentro de la nevera la temperatura no es constante y varía en las diferentes zonas en las que se compartimenta. Así que es necesario saber qué alimentos necesitan más o menos frío y colocarlos donde corresponde.
Zona baja: Las carnes y pescados son los alimentos que necesitan menos temperatura, si en casa todos sois vegetarianos mi sincera enhorabuena y omite este paso. De lo contrario deberías saber que estos productos se deben colocar en la parte baja de la nevera, que es la zona más fría a unos 2-3ºC. Si tu nevera es vegana, aprovecha el frío de esta zona para guardar verduras crudas envasadas o los restos que sobran cuando cocinas.
En la Zona media, hay unos 4-5º C , ideal para conservar lácteos incluido los de soja y si tienes embutidos es el momento de que te deshagas de ellos! Yo suelo colocar tappers con comida que hago para varios días como cereales o legumbres cocinadas, la crema de cereales del desayuno etc. o restos de comida que permitan ser aprovechados al día siguiente.
La zona alta es menos fría que las anteriores, aquí puedes almacenar alimentos que requieran menos frío, si comes huevos este es el sitio ideal para ellos.
Cajones: Se usan para guardar las frutas y verduras que requieran frío. Pero hay veces que acabamos metiendo alimentos que no necesitan frío y que incluso al refrigerarse pierden cualidades organolépticas, como los tomates, los plátanos u otras frutas como el aguacate.
Puerta: La menos fría de todas ya que tiene más contacto con el exterior, ronda los 10-15ºC. Colocaríamos alimentos que necesiten menos frío como envasados, salsas, mermeladas, bebidas vegetales, miso, aceite de lino agua, etc. El perejil y el apio se conservan aquí muy bien en tarros con agua.
Verduras.
Lo mejor es intentar almacenar la verdura el mínimo tiempo posible, ya que van perdiendo sus cualidades nutricionales, como algunas vitaminas entre las que figuran los folatos. En general no debemos lavar las verduras hasta el momento de usarlas. Los gases que despiden algunas frutas maduras hacen que las verduras se deterioren más rápidamente, por ello lo ideal es no mezclar fruta y verdura.
Veamos algunos ejemplos:
Remolacha: nada más comprarlas cocínalas, yo lo hago en olla a presión durante unos 20 minutos y colócalas en un recipiente con cierre hermético con su líquido de cocción. Duran 2 incluso 3 semanas.
Perejil y Apio: Lávalos, escúrrelos bien y ponlos en un vaso con agua.
Verduras de hojas frondosas: como acelgas, borrajas, espinacas, se marchitan enseguida, por eso conviene no almacenarlas más de 3 días, envuélvelas en papel de cocina y mételas en una bolsa agujereada, se conservarán más tiernas.
Judías y alcachofas: mételas en bolsa de plástico agujereada.
Lechugas: puedes conservarlas como en el punto anterior, o lavarlas y secarlas bien e introducirlas en un recipiente de vidrio o plástico intercalando con papel de cocina para que absorba el líquido.
Habas: se conservan muy bien en un recipiente de cierre hermético.
Zanahorias: duran 2 incluso 3 semanas en una bolsa papel o plástico. No es obligatorio conservar las zanahorias en la nevera, sobre todo en invierno puedes mantenerlas fuera, en un lugar seco.
Coles: envuélvelas con papel film transparente o mételas en una bolsa de plástico. Puedes usar las hojas externas de la col para envolver la col y luego la metes en una bolsa.
Rabanitos: mételos en una bolsa de plástico o en un tapper.
Setas: mételas en bolsas de papel, y guárdalas en el cajón, duran unos 10 días.